Pequeños paraísos. Dormitorios juveniles.
Nuestros hijos crecen, cambian sus gustos y sus necesidades. Los padres tratamos de adaptar su dormitorio a su personalidad y al espacio del que disponemos.
Un buen dormitorio juvenil ha de tener un espacio de almacenaje amplio, utilizando recursos como armarios altos con altillos interiores, con forma de rincón, con puertas abatibles o de corredera, bases de cama con arcón abatible, espacio extra como situar un arcón zapatero bajo la encimera de la zona de estudio, estanterías, cajoneras y zapateros divertidos pero útiles.
La zona de descanso también puede formar parte de la decoración. Si colocamos una cama nido contra la pared dará la sensación de sofá y la habitación tendrá un aire más informal. Si ésta va a ser compartida o si se van a recibir invitados muy a menudo, existen opciones tan versátiles como las camas tipo tren, las camas compactas que pueden incorporar hasta tres camas, o las literas en forma de L, que permiten sacar el máximo rendimiento al espacio del que disponemos.
Otro apartado imprescindible en un dormitorio juvenil es el que concierne al estudio. No podemos olvidar que este espacio ha de situarse siempre en la zona más luminosa de la habitación y que debe contar con las medidas suficientes para permitir una zona de trabajo lo bastante amplia como para que resulte útil. Lo más importante es adaptar las encimeras tanto en la forma, como en las medidas.
Con todo esto, sólo queda añadir esos pequeños detalles que aportarán personalidad a su dormitorio y usarlos como elementos decorativos: Vinilos, pósters, cuadros, instrumentos, premios y recuerdos.
Un último consejo «made in muchos años de experencia» es no recargar nunca los espacios, contar con los volúmenes y utilizar colores claros y neutros para aportar luminosidad y amplitud.
«La sencillez consiste en hacer el viaje por la vida solo con el equipaje necesario.» Frase de Charles Dudley Warner